Guerras de navegación

El servicio de navegación Waze genera problemas a los vecinos, a la policía, a los usuarios y a sí mismo.

Hasta los que evitan los servicios en línea pueden ver sus vidas afectadas por ellos. Por ejemplo, una mañana puedes despertar y descubrir que tu calmada calle se ha convertido en una carretera muy transitada. La culpa de ello la tienen los servicios de navegación por satélite.

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Los servicios de navegación por satélite optimizan las rutas para sus usuarios teniendo en cuenta los atascos, los accidentes y las obras viales. Este tipo de aplicaciones recopilan los datos desde servicios municipales y también desde los informes que los usuarios les hacen llegar.

Quizá el servicio de este tipo más conocido sea Waze. Adquirido por Google en 2013, Waze puede servir como un ejemplo perfecto de cómo los servicios en línea pueden impactar en la vida real. A pesar de que pueden facilitar la vida a los usuarios, también pueden crear problemas de seguridad y de privacidad.

Por ejemplo, para hacer que la ruta desde el punto A al punto B sea más rápida para los usuarios, Waze ha llevado un tráfico intenso a calles que antes eran tranquilas. La aplicación desvía coches, camiones e, incluso, autobuses turísticos hacia calles tranquilas y callejones para minimizar las retenciones de tráfico de los usuarios.

Los humanos contraatacan

En Maryland, un vecindario está tratando de sabotear a Waze utilizando sus propios métodos. En un intento de hacer que sus calles no sean tan atrayentes para Waze, los vecinos envían informes falsos de accidentes al servicio. Waze descarta los reportes únicos de accidentes de tráfico si los datos revelan que la velocidad real del segmento de la carretera no ha disminuido, así que, para sortear este obstáculo, los grupos de resistencia combinan esfuerzos con sus vecinos y envían notificaciones falsas idénticas, engañando así a la aplicación.

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¿Funcionan estas tácticas? No hay cifras que lo corroboren. Wired sugiere medidas más eficaces para reducir el tráfico del vecindario, como instalar bandas de frenado, reemplazar intersecciones simples por glorietas, estrechar los carriles, entre otras medidas. Estos métodos funcionan, pero no se pueden desplegar basándonos únicamente en un acuerdo de buena voluntad con los vecinos.

Desaprobación oficial

Los vecinos no son los únicos enfadados. La policía también lo está (por una característica que alerta a los usuarios de controles policiales). En 2014, el jefe de la policía de Los Angeles, Charlie Beck, llegó a escribir una carta al director general de Google, Larry Page, después de que una persona usara Waze para seguir la posición de dos policías de Nueva York para, posteriormente, dispararles.

Page recibió otra carta de enfado de parte del jefe de la policía de Nueva York, Edward Mullins, quien exigió a Google que retirara la característica de rastreo a la policía de la aplicación, amenazando con acciones legales. Google no accedió, pues la característica sigue estando disponible.

El enfrentamiento entre la policía y Waze hizo que otros jugadores centraran su atención en la aplicación. Organizaciones de derechos civiles, como Electronic Frontier Foundation, se posicionó a favor del servicio citando el gran uso por parte de la policía de tecnologías de reconocimiento facial y otras herramientas que infringen el derecho a la privacidad de las personas. EFF puntualizó que las fuerzas policiales pedían una privacidad que niegan a los ciudadanos.

Otro uso de Waze es saltarse los controles policiales. Para inutilizar ese uso, la policía de Miami envió posiciones falsas de la policía a Waze para oscurecer sus verdaderos paraderos. Un representante del departamento negó dicha afirmación, por lo que, esta práctica no cuenta con un respaldo oficial.

Gestionando los errores

La naturaleza de Waze ha dado lugar a la opinión pública de que el servicio es responsable de ciertos tipos de incidentes. En 2015, por ejemplo (aunque ha habido otros casos), el servicio dirigió a una pareja de ancianos hacia un barrio peligroso de Brasil. Ellos buscaban la avenida Quintino Bocaiúva, en São Francisco; Waze los guió hacia la calle Quintino Bocaiúva, en Caramujo. Se vieron envueltos en medio de un tiroteo y uno de ellos murió.

Para ayudar a los usuarios a mantenerse a salvo durante los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio, Waze empezó a enviar notificaciones si una persona entraba en un barrio criminal (los datos provenían de informes de actividad criminal anónimos de los propios ciudadanos).

La incipiente característica de Waze puede que también provoque un aumento de las críticas. Miren a Uber, con la que Waze pretende competir. La cobertura mediática de todos los incidentes de Uber (desde pequeños accidentes a secuestros) pone de manifiesto el hecho de que cuando algo va mal, se culpa al conductor.

Un recurso llamado WhoIsDrivingYou.org enumera todos los incidentes relacionados con Uber y su rival, Lyft. Pertenece a Taxicab, Limousine & Paratransit Association, una organización que representa los servicios de transporte tradicional de EE.UU.

En comparación con el enfoque de Uber, los administradores de Waze no planean comprobar si sus conductores son de confianza. La selección se basará únicamente en las valoraciones de los usuarios.

Coches fantasma

Y, finalmente, llegamos a nuestras preocupaciones habituales: pérdida de datos, amenazas y vulnerabilidades. ¿Qué hace a Waze especial? ¿Cómo podrían aprovecharse de ello los ciberdelincuentes? No hablamos de hackeos a nivel de servidor (que son casi iguales para todos). Pero ¿qué hay de los coches “fantasma” que aparecen en la herramienta de navegación colectiva? Los investigadores de Technion (Instituto de Tecnología de Israel), llevaron a cabo este experimento en 2014.

Primero, los científicos crearon bots que se ganaron la confianza de Waze porque parecían conducir por la zona y, luego, empezaron a simular atascos de tráfico que el sistema marcaba como válidos. Los aparentes atascos de tráfico hicieron que el servicio sugiriera rutas alternativas para evitar aquellas zonas.

La evolución potencial: los hackers utilizan atascos que no existen para que los coches eviten ciertas rutas, provocando así una paralización total del tráfico.

La primavera pasada, unos investigadores de la Universidad de California, de Santa Barbara y de la Universidad de Tsinghua (en Pekín) presentaron otro método para comprometer a Waze. El servicio señala en el mapa el avatar de los usuarios con los nombres y otras características del perfil. Al automatizar las peticiones en el servidor para mostrar usuarios cercanos, los investigadores pudieron rastrear sus movimientos.

La administración de Waze no tardó en negar dichas amenazas de privacidad. Según afirmaron, los usuarios pueden activar el modo invisible y esconder sus movimientos a otros conductores. Aun así, los desarrolladores mejoraron sus esfuerzos por la privacidad al quitar los nombres de los usuarios del conjunto de datos (aunque los nombres de sus amigos seguían siendo visibles).

Tras esta actualización, los investigadores pudieron llevar a cabo de nuevo el experimento (sin utilizar los nombres de usuario, en su lugar usaron la fecha de creación de un perfil como referencia para el rastreo). Esta fecha es muy precisa y hace que el usuario en cuestión pueda ser identificado. Luego, los desarrolladores resolvieron el problema.

Como resultado a la nueva característica de transporte compartido que Waze está probando, han vuelto los rumores de que Google está desarrollando en secreto un servicio de taxis totalmente automatizados que usará la información de Waze para elegir rutas óptimas. Actualmente, puedes ignorar las sugerencias de ruta del conductor o de la aplicación, pero con los taxis sin conductor (si ese es, en efecto, el plan), Google podrá solventar los errores de Waze para asegurar una experiencia de usuario tranquila y segura.

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